Preocuparse por la propia salud es algo que existe dentro de la realidad humana desde que pasamos a existir en este mundo. No en vano, luchamos tanto para desarrollar nuevas tecnologías que nos hicieran vivir cada vez más, desarrollando nuevas técnicas medicinales para curar problemas cotidianos.
Sin embargo, para llegar hasta donde hemos llegado, tuvimos que superar tiempos oscuros. En un pasado no tan lejano, la sociedad estaba llena de charlatanes que prometían conocer el remedio exacto para curar todo tipo de enfermedades, incluidas soluciones completamente extrañas y raras. Pensando en esto, hemos separado una lista con cinco curaciones médicas rarísimas que eran sugeridas en el pasado. ¡Echale una mirada!
Huele un pedo
Imagínese si fuera al médico y él le sugiriera que oler los pedos, flatulencias, lo haría más saludable. En 1665, cuando el último brote de peste bubónica se apoderó de Inglaterra, más de 100 mil personas murieron en un año y medio, con síntomas graves como dolor de estómago, vómitos, diarrea y abundante sangrado rectal.
Como el conocimiento médico de la época era extremadamente escaso y todos querían una forma de combatir o curar la peste, opciones alternativas comenzaron a aparecer por todas partes. En ese momento, algunos médicos llegaron a sugerir que los enfermos deberían oler flatulencias, afirmando que el olor desagradable ahuyentaría la plaga.
Curas para la virilidad
Antes de que la Viagra dominara el mercado para los hombres en busca de mejorar el rendimiento sexual, los charlatanes vendían diversas curas para los problemas de la salud reproductiva masculina. Una de las más conocidas fue hecha por el «médico de las glándulas de cabra – glándula caprina», John R. Brinkley.
En la oficina del Doctor Brinkley, cobró 25 dólares de la época para inyectar esa cura milagrosa que no era más que agua coloreada a sus pacientes, lo que se suponía que los convertiría en «tigres en la cama». Obviamente, tal método proporcionó, como máximo, un efecto placebo.
Trasplantes de testículos
Aun hablando del muy famoso doctor Brinkley, el peculiar «doctor» era mejor conocido por otro método para salvar la vida reproductiva de los hombres y su honor: realizar trasplantes de testículos de cabras y monos en humanos. El procedimiento costaba 750 dólares (ya sabes, dinero de la época) y llegó a ser tan popular que se realizaron más de 100 operaciones por semana.
Por supuesto, muchos pacientes se infectaron y murieron tiempo después de que se realizara el procedimiento. Si este método tan extraño no fuera suficiente, se sabía que Brinkley no esterilizaba su equipo y, a menudo, realizaba los trasplante borracho.
Vibradores de vapor
A fines del siglo XIX, algunos médicos llegaron a creer que había una epidemia de histeria femenina que se extendía por las ciudades, algo que afectaba a tres de cada cuatro mujeres. Para intentar restaurar la buena salud de las pacientes, los doctores pasaron a contar con un «aliado»: los vibradores mecánicos.
En 1902, se lanzó oficialmente el primer vibrador disponible comercialmente en el mundo con el nombre de “Try New Life”. Sin embargo, como no era posible anunciar el producto por lo que realmente era, la opción era comercializarlo como un dispositivo de salud hecho para aliviar los dolores musculares de las mujeres.
Sangre de gladiador
En la época del Imperio Romano, la sangre de gladiadores era un “bien” muy buscado por los compradores. Muchas mujeres aplicaron la sangre de sus gladiadores favoritos para cubrir sus joyas, peines, Pelucas y otros accesorios. Como estos luchadores eran vistos como hombres muy varoniles, su sangre era considerada afrodisíaca.
Por lo tanto, no era de extrañar que algunas personas intentaran comprar la sangre de algún famoso gladiador para beberla pura o mezclada con vino. Según los charlatanes, tal «manjar» traería grandes beneficios de salud para quien tomara e incluso podría servir para tratar casos de epilepsia.