Cortisol: la hormona del estrés que afecta tu salud. Descubre cómo el cortisol afecta a tu cuerpo y a tu mente: todo lo que debes saber.
El cortisol: la hormona del estrés y sus funciones. El cortisol es una hormona esteroidea que se produce en las glándulas suprarrenales, situadas encima de los riñones. Su principal función es aumentar el nivel de azúcar en la sangre y ayudar al metabolismo de las grasas, proteínas y carbohidratos. Además, tiene un papel importante en la respuesta al estrés, la inflamación y el sistema inmunológico.
Cuando nos enfrentamos a una situación de estrés, el cerebro envía una señal a las glándulas suprarrenales para que liberen cortisol. De esta forma, el cortisol prepara al cuerpo para la acción, aumentando el ritmo cardíaco, la presión arterial y la respiración. Asimismo, el cortisol inhibe otras funciones que no son esenciales en ese momento, como la digestión, el crecimiento o la reproducción.
Sin embargo, el cortisol no solo se activa ante situaciones de emergencia, sino también ante el estrés crónico o prolongado. En este caso, el cortisol puede tener efectos negativos en la salud, como alteraciones del sueño, ansiedad, depresión, obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares o infecciones. Por ello, es importante aprender a manejar el estrés y mantener unos niveles adecuados de cortisol.
¿Cómo se regula el cortisol?
El cortisol se secreta y almacena en la zona fascicular de la corteza suprarrenal, una de las dos partes de la glándula suprarrenal. Esta liberación está controlada por el hipotálamo, una parte del cerebro, en respuesta al estrés o a un nivel bajo de glucosa en la sangre. La secreción de la hormona liberadora de corticotropina (CRH) por parte del hipotálamo desencadena la secreción de la hipófisis de la hormona adrenocorticotrópica (ACTH); esta hormona es transportada por la sangre hasta la corteza suprarrenal, en la cual estimula la producción de glucocorticoides.
Los niveles de cortisol en la sangre varían a lo largo del día, siguiendo un ritmo circadiano. El cortisol alcanza sus niveles más altos alrededor de las 9 de la mañana y va disminuyendo hasta llegar a sus niveles más bajos alrededor de las 11 de la noche. Este ritmo se adapta a la actividad diaria y a los niveles de serotonina, la hormona del bienestar. En las personas que trabajan por la noche, los niveles de cortisol se invierten.
El cortisol se une a proteínas en el plasma sanguíneo, principalmente a la globulina fijadora de cortisol (CBG) y un 5% a la albúmina; el resto, entre 10 y 15% se encuentra circulando libre. Cuando la concentración del cortisol alcanza niveles de 20-30 µg/dL en la sangre, la CBG se encuentra saturada y los niveles de cortisol plasmáticos aumentan rápidamente.
¿Qué funciones tiene el cortisol?
El cortisol tiene múltiples funciones en el organismo, entre las que se destacan:
- Regular el metabolismo: el cortisol aumenta el nivel de glucosa en la sangre mediante la gluconeogénesis, es decir, la síntesis de glucosa a partir de otras fuentes como los aminoácidos o los ácidos grasos. Esto permite disponer de energía para afrontar situaciones estresantes o demandantes. Además, el cortisol favorece el catabolismo o degradación de las proteínas y las grasas, lo que también contribuye a generar glucosa y ácidos grasos libres.
- Suprimir el sistema inmunológico: el cortisol tiene un efecto antiinflamatorio e inmunosupresor, ya que inhibe la producción de citocinas proinflamatorias y reduce el número y la actividad de los leucocitos o células defensivas. Esto puede ser beneficioso para evitar una respuesta excesiva del sistema inmune que pueda dañar los tejidos propios, pero también puede aumentar el riesgo de infecciones o enfermedades autoinmunes.
- Ayudar al equilibrio hidroelectrolítico: el cortisol actúa sobre los riñones para aumentar la reabsorción de sodio y agua, lo que eleva la presión arterial y el volumen sanguíneo. Esto puede ser útil para compensar una pérdida de líquidos o una hipotensión provocada por el estrés o una hemorragia, pero también puede causar hipertensión arterial o edema si se mantiene por mucho tiempo.
- Influir en el estado de ánimo: el cortisol tiene un efecto sobre el sistema nervioso central, modulando la actividad de los neurotransmisores como la dopamina, la serotonina o el GABA. El cortisol puede tener un efecto positivo sobre el ánimo al aumentar la motivación, la alerta y la memoria, pero también puede tener un efecto negativo al provocar ansiedad, depresión o insomnio si se eleva de forma crónica.
- La respuesta al estrés: el cortisol se libera en situaciones de estrés para aumentar el nivel de glucosa en la sangre y proporcionar energía a las células. También ayuda a regular la presión arterial, la inflamación y el sistema inmunológico.
- La memoria: el cortisol influye en la consolidación y el recuerdo de la información. Niveles óptimos de cortisol favorecen la memoria, mientras que niveles altos o bajos pueden perjudicarla.
- El sueño: el cortisol sigue un ritmo circadiano que varía según la hora del día. Por lo general, alcanza su pico máximo por la mañana y disminuye por la noche. Alterar este ritmo puede provocar problemas de sueño, como insomnio o despertares nocturnos.
- La gluconeogénesis: el cortisol estimula la producción de glucosa a partir de otras fuentes, como las proteínas o las grasas. Esto ayuda a mantener el nivel de azúcar en la sangre cuando hay escasez de carbohidratos.
Estos son algunos de los procesos en los que interviene el cortisol, pero no los únicos. El cortisol es una hormona esencial para la salud y el bienestar, pero también puede causar problemas si se altera su equilibrio. Por eso, es importante mantener unos hábitos de vida saludables que favorezcan una producción adecuada de cortisol.
¿Qué alteraciones puede sufrir el cortisol?
El cortisol puede estar alterado por diversas causas, tanto por un exceso como por un defecto de producción. Algunas de las alteraciones más comunes son:
- Síndrome de Cushing: se produce cuando hay un exceso de cortisol en el organismo, ya sea por una producción excesiva de la glándula suprarrenal o por el uso prolongado de corticoides sintéticos. Los síntomas del síndrome de Cushing incluyen obesidad, hipertensión, diabetes, osteoporosis, debilidad muscular, estrías, acné, hirsutismo, amenorrea y alteraciones psicológicas. El tratamiento depende de la causa y puede incluir cirugía, radioterapia o fármacos que inhiban la síntesis o la acción del cortisol.
- Insuficiencia suprarrenal: se produce cuando hay una deficiencia de cortisol en el organismo, ya sea por una destrucción o una disfunción de la glándula suprarrenal o por una falta de estimulación por parte de la ACTH. Los síntomas de la insuficiencia suprarrenal incluyen hipotensión, hipoglucemia, deshidratación, pérdida de peso, debilidad, anorexia, náuseas, vómitos, hiperpigmentación y alteraciones psicológicas. El tratamiento consiste en la administración de corticoides sintéticos para reemplazar el déficit hormonal.
¿Cómo medir el cortisol?
El cortisol se puede medir mediante diferentes pruebas que analizan los niveles de esta hormona en la sangre, la orina o la saliva. Algunas de las pruebas más utilizadas son:
- Cortisol basal: mide el nivel de cortisol en la sangre en un momento determinado, generalmente por la mañana o por la tarde. Los valores normales varían según el momento del día y el laboratorio que realiza el análisis, pero suelen oscilar entre 5 y 25 µg/dL por la mañana y entre 3 y 16 µg/dL por la tarde. Un nivel alto o bajo de cortisol basal puede indicar una alteración suprarrenal o hipofisaria.
- Cortisol libre en orina: mide el nivel de cortisol que se elimina por la orina en 24 horas. Los valores normales suelen estar entre 20 y 90 µg/24 horas. Un nivel alto o bajo de cortisol libre en orina puede indicar una alteración suprarrenal o hipofisaria.
- Cortisol salival: mide el nivel de cortisol en la saliva en diferentes momentos del día, generalmente al despertar, al mediodía, por la tarde y antes de dormir. Los valores normales varían según el momento del día y el laboratorio que realiza el análisis, pero suelen oscilar entre 0.1 y 0.6 µg/dL al despertar y entre 0.05 y 0.15 µg/dL antes de dormir. Un nivel alto o bajo de cortisol salival puede indicar una alteración suprarrenal o hipofisaria.
Estas pruebas pueden complementarse con otras que evalúan la respuesta del cortisol a diferentes estímulos o inhibidores, como la ACTH sintética, la dexametasona o el CRH sintético. Estas pruebas permiten diferenciar las causas del exceso o del defecto de cortisol y orientar el diagnóstico y el tratamiento adecuados.
Conclusión sobre las funciones del cortisol o cómo regularlo
El cortisol es una hormona esencial y desempeña un papel fundamental en la respuesta al estrés y en la regulación de numerosos procesos en el cuerpo. Si bien es vital en situaciones de estrés agudo, niveles crónicamente elevados de cortisol pueden tener efectos negativos en la salud. Comprender su función y cómo mantener un equilibrio saludable es fundamental para mantener el bienestar.
Para concluir, el cortisol es una hormona vital para la supervivencia, pero también puede ser perjudicial si se produce en exceso. Por lo tanto, es necesario conocer sus funciones y efectos, y buscar formas de equilibrar su producción. De este modo, podremos mejorar nuestra calidad de vida y prevenir posibles problemas de salud.
Bibliografía